Ver qué onda /
Editorial
Al
lado de “escuela” solemos leer, escuchar, comentar, etc., una serie de palabras
tales como desfondamiento, agotamiento, reconfiguración, crisis... No vamos a
confirmarlas ni desmentirlas, tampoco agregar más a la lista como si se tratase
de sellos en la planilla de un trámite. Queremos compartir, poner en discusión,
abrir, algunos textos sobre qué es hoy una escuela para nosotros. Partimos de
la experiencia que tenemos de laburar dando clases en distintos lugares (de
Capital y del conurbano, estatales y privados) y de ahí es que fuimos armando
esta serie de imágenes, ideas, reflexiones.
Decimos
escuela para simplificar: se sabe, se trata de una Institución, de un dispositivo
escolar, de la educación, de la transmición de saberes, de la
relación entre la adultez y la infancia, etc. La premisa es siempre poner todo
bajo signos de preguntas, o no dar nada por sentado. La propia condición de
quienes transitamos estos lugares (laburante a mil por hora, con fuertes dosis
de precariedad, cansancio, soledad como regla, estrés, el problema de estar
lidiando con fuerzas más grandes que lo que “un docente” puede alojar), sumada
a la configuración de estos lugares en sí, de las instituciones (también con
sus dosis de precariedad, improvisación, falta de recursos –materiales y
humanos–, soledad también con respecto a otras políticas y enfoques, etc.),
hacen que sea difícil hablar de “La Institución” o “La Escuela”, como también
“el Docente” o “los Directivos” todos los términos viven reconfiguraciones y
recombinaciones constantes, se van armando, desarmando; y sus consistencias son
variables. No obstante, lo cierto, lo que retorna siempre aunque con mil
rostros, es que todos los días nos vemos las caras con decenas de pibes y pibas
en un aula, que recorremos pasillos, patios y salas de profesores, que quemamos
pestañas y horas preparando clases, pensando formas de encarar un tema,
buscando recursos. ¿Qué les pasa por la cabeza a los chicos? ¿Por qué van a la
escuela? ¿Les sirve? ¿Cómo se podría refundar la escuela? ¿Qué podemos nosotros
ahí adentro?
Muchas veces pensamos en las aulas como laboratorio y como
trinchera. Leemos ahí cosas que exceden a la escuela, planteos y experiencias
de la vida en general; el aula como ventana al mundo, a un mundo o a una serie
de ellos. Los ingredientes de esos mundos se mezclan en esos salones y uno
tiene que encarar esa materialidad cuando se para frente a los chicos. Lugar de
batallas diarias (disputas por la atención, por el cuidado, espacio de pugnas
entre diferentes modos de ver el mundo y de vivirlo), todo lo que sale ahí, lo
que se piense, se diga, se habilite, tendrá resonancias en los recovecos de
esos mundos, aunque no se sabe nunca cuáles. Todo lo que “leamos” en un aula
nos dará información (información sensible) directa del presente (y del futuro…), información no-mediatizada (o no
tanto).
¿Qué
significa ponerse en conexión con ese mundo-aula? ¿Hay una nueva forma de ser
docentes? ¿Qué de nosotros nos para mejor en esta cancha? ¿Y qué es lo que nos
juega en contra a la hora de ser contratados o convocados? Son preguntas que
nos acompañan diariamente. ¿Cómo damos las clases, de qué manera transitamos
por la escuela? , ¿De qué está hecha nuestra “disposición” para con los pibxs?,
¿Cómo operan cierta fuerza que portamos por ser “novatos” y esos saberes y
códigos que arrastramos de otras instancias y experiencias?
La idea, con estas notas (cual “partes de
guerra”), es enlazar con otras reflexiones y secuencias, también esbozar
algunas ideas, puntas de las cuales poder seguir tirando.
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